El embotellado del vino, un proceso fundamental en la elaboración vitícola

La botella, vocablo etimológicamente es de procedencia francesa «bouteille» y a su vez del latín «butticŭla» de igual significado. Desde hace siglos se empleó esta palabra para definir el recipiente que contenía el líquido del dios Baco. Fue un proceso lento, de adaptación. Desde las primeras vasijas de barro y cerámica, las “botas” de cuero o la solución del vidrio.

El embotellado, en la industria vitícola,  es el proceso de introducir el vino en una botella generalmente de vidrio, aunque existen botellas de plástico, de cerámica o barro. E incluso, el  envasado de vinos en tetra briky bag in box.

Hoy en día se realiza mediante una, maquinaria automática que realiza las labores de de lavado, llenado, cierre y etiquetado. Antiguamente se realizaba a mano, una a una en las bodegas. Así, se llenaba la botella y los bodegueros se servían de un aparejo para ir encorchando las botellas. Este proceso es cada vez menos visible puesto que la tecnología garantiza que se puedan economizar tiempos de producción, además de este modo se mejora la higiene y se puede optar por un acabado industrial.

 Existen varias fases durante el embotellado

Existen varias fases que tienen como objetivo fundamental que el vino mantenga intactas sus cualidades durante el mayor tiempo posible. Su estancia en la botella depende en gran parte de esta primera fase.

  1. Dosificación

En un primer momento se deposita el vino en un espacio que irá dosificando la cantidad de vino que va a parar a la botella. Es importante, en la tipología industrial que la cantidad sea exactamente la misma, por lo que las máquinas actuales son capaces de medir esta cantidad de forma automática.

Durante esta primera fase se estabiliza el líquido, se enfría con la intención de precipitar los ácidos cristalizados y no contentan demasiados sedimentos. Estos no son dañinos ni perjudiciales, pero lo cierto es que en muchos procesos están presentes y no deben ser molestos a la hora de la cata.

  1. Momento crucial

Un momento crucial en esta primera etapa del embotellado es ajustar el ácido sulfuroso, responsable de controlar la actividad de las levaduras y bacterias del el vino y estas no alteren las propiedades del líquido en el interior de la botella.

Ya en una segunda fase se preparan las botellas con un intenso lavado que se suele practicar con vapor de agua que erradica impurezas y garantiza la salubridad del vidrio. Los embotelladores aplican tras el vapor un soplo de aire seco o de gas inerte previo al llenado.

  1. El llenado de la botella

Limpiada la botella se procede al llenado con un elemento importante a tener en cuenta: el espacio necesario para la dilatación del corcho. Es vital para la conservación del vino que durante el llenado que no entre ningún cuerpo ajeno, bacteria ou hongo que podría echar a perder esa botella.

  1. El encorchado

Una vez controlado este llenado se inicia el cierre mediante la compresión de un corcho y un émbolo que lo introduce dentro del cuello de la botella. Después se deja en posición vertical unas horas o días para permitir el sellado perfecto. Tras un tiempo las botellas se colocarán en horizontal para que entren en contacto con el corcho, algo que favorecerá a la microoxigenación de forma natural. En las bodegas industriales para la crianza en botella  se procede  al limpiado antes de encapsular el cuello de la botella. Este sistema sirve de protección del corcho.

¡Listo! Ya tenemos nuestra botella lista para incorporarse al mercado y de ahí, a nuestras casas.