Un acto que marca el antes y el después en la finalización de la vendimia tradicional es el pisado de uva, acción que lleva realizándose durante muchos años. Es una tradición casi tan antigua como el vino en sí; era un sello distintivo en las vendimias tradicionales, y ponía el punto y final a las mismas.
Pero los actos que preceden a la vendimia van más allá. Y es que tiene lugar una celebración como tal, después de una larga temporada de trabajo. Vayamos pues, paso a paso, primero destacando el pisado de uva y posteriormente, la finalización de la vendimia como acto social.
El pisado de uva se celebra de múltiples maneras, en función de la región en la que nos encontremos, ya que responde a las costumbres del escenario que la enmarca. Eso sí, existe un código no escrito que suele ser nexo de unión para las distintas zonas en las que tiene lugar. Allá van algunas de las pautas:
- Se pisa de dentro al centro
La pisada de uvas se debe realizar siempre desde el centro a los extremos, para que la presión que se ejerce sobre los granos sea suficiente como para conseguir extraer el mosto, sin que pierda sus propiedades, y favorecer el contacto con las levaduras, que son las responsables de comenzar con la fermentación.
- No siempre se pisa descalzo
Por otra parte, la pisada de uvas se puede efectuar con los pies descalzos, la forma más conocida, pero también con botas de goma. Este último es el método más práctico, y es el que se emplea en las bodegas tradicionales.
- Bailar y pisar todo es uno
En las regiones en las que se realiza la pisada de uva, se incluyó la música de fondo, ya que las personas que participaban llegaron a la conclusión de que se desarrollaba con más eficacia si se realizaba a distintos ritmos. Esto le dio a la pisada una tonalidad de danza festiva. Se trata de una experiencia sin parangón, que pone en marcha casi todos los sentidos del cuerpo humano, quien disfruta de la música mientras acompaña la tarea, pero también del olor y los colores de los viñedos, de la textura de la uva bajo sus pies.
Hasta hace relativamente poco tiempo, la pisada de uvas tradicional había sido relegada a un ámbito más familiar, pero con el tiempo se ha universalizado. De hecho, es uno de los momentos más importantes por todo lo que supone, ya que despierta los sentidos tanto de los protagonistas como de los espectadores.
La elaboración del vino es un proceso embriagador, podríamos decir que decimonónico. El final del proceso es dulce, y como tal requiere de una celebración a la altura. Durante muchos años, el fin de la vendimia era un momento esperado prácticamente desde su inicio, y en muchas casas así se viene realizando desde que la vendimia existe como tal.
Es por ello que todos los participantes de la misma se reúnen, siempre con el vino como eje central, para conmemorar lo que ha sido otro año de buena cosecha. Es una tradición antiquísima, que el turismo ha ido globalizando, pero que con el paso del tiempo se ha sabido adaptar y adecuar a la emulsión de las nuevas tecnologías.
Por tanto, la cobertura de estos actos mediante Redes Sociales, documentos audiovisuales, etc. Hacen que tengan más presencia, y que cada año un mayor número de visitantes puedan disfrutar no solo in situ, sino también a través de una pantalla o de la página de un periódico, contribuyendo a alimentar una tradición milenaria, que lejos de desaparecer, luce sus días más brillantes.