Según la guía Wine Grapes (escrita por Jancis Robinson, Julia Harding y José Villamouz) existen alrededor de 10.000 variedades de uva en el mundo. De las, aproximadamente, 535 variedades que podemos encontrar en España, 210 son totalmente desconocidas. Tanto que aún no tienen nombre.
Conocer el tipo de uva que se ha utilizado en la elaboración del vino nos proporciona información relevante sobre su sabor y carácter, al igual que conocer su procedencia. ¿Sabías que una misma variedad de uva puede producir diferencias según el suelo y clima de cultivo?
Top 7
Estas son los siete tipos de uvas más usadas en la elaboración de vino en todo el mundo:
Vitis vinífera: las cepas más conocidas proceden de Europa mediterránea y Asia central. Son las variedades clásicas. En la actualidad, la mayor parte de la producción mundial procede de cepas no clásicas que se cultivan por tradición, rendimiento o adaptación a los climas y suelos locales. Aunque es la reina para la elaboración de vinos y zumos, también se comercializa como uva de mesa, pasificada, mermeladas, gelatinas, etc.
Vitis labrusca: originaria de Américas del Norte, no se debe confundir con las variedades que proceden de la vid europea y con las que se produce el conocido Lambrusco.
Vitis riparia: vid nativa de Norteamérica. Tiene una amplia gama de variabilidad. En su cultivo se produce una baya jugosa, comestible, pero con sabor amargo. Este tipo de vid se utiliza en programas para transferir los genes de la resistencia al frío y las enfermedades a los cultivares de parras productoras de uva para la fabricación de vino.
Vitis rotundifolia: originaria del norte de América, es particularmente llamativa: sus bayas presentan una gama de colores violeta oscuro a negro (a su maduración). Estas uvas tienen la piel muy dura por lo que, para ingerirlas, hay que morder un pequeño orificio en la piel para chupar la pulpa interior.
Vitis aestivalis: vid autóctona del este de América del Norte. Se dice que es la uva más antigua de América en producción comercial.
Vitis vulpina: conocida como vid helada, vid de invierno o vid de zorro y original de Centro y Este de América, su uva es redonda y muy ácida. Pero, tras una helada, su uva se vuelve dulce. Sus altos niveles de azúcar y su reducción de acidez después de heladas, permiten la fermentación y elaboración de vinos.
Vitis amurensis: originaria del continente asiático, es muy resistente a las heladas y, por el contrario, intolerante a la sequía. Se emplea en usos alimentarios y, en menor medida, en la elaboración de vino.
Fuente: Vinetur.
Más variedades aquí.