Detrás de esta entrevista hay una mujer y un espacio . Un tipo de gusto que muchos interpretan como don, otros como privilegio y ella como algo más que una forma de vida, que un trabajo o que una elección. Ponte da Boga ha estado con Cristina Alcalá (Vigo, 1969), Directora Editorial de Opuswine (empresa editora de Vinium y Mi Vino, la Guía del Vino Cotidiana y uno de los eventos más veteranos en España: el Primer Salón de Vinos de Maceración Carbónica). Sumiller, catadora y…
Ponte da Boga.- Año 2012: Licenciada en Sociología, Postgraduada en Investigación de Mercados, Máster en Recursos Humanos , Máster en Enología y Viticultura, Diplomada como Sumiller, Directora Editorial de Opuswine y del Primer Salón de Vinos de Maceración Carbónica. Cogemos aire. Además, colaboradora del programa “Esto me suena” de RNE. Seguro que nos dejamos muchas más en el tintero pero queríamos dar una vuelta a la manzana contigo -¡porque nosotros también somos gallegos!- para que nos contases qué había cuando no había nada de eso. Año 1989, por ejemplo. ¿Cómo era Cristina entonces?
Cristina Alcalá.- Entonces era una gallega recién llegada a la capital desde Ourense que decidió estudiar Sociología. No tenía ninguna relación con el mundo del vino. Mi pasión era el cine y ahora, junto con el vino, lo sigue siendo.
PdB.- ¿Escogiste el vino o fue él el que te escogió a ti?
CA.- El vino se acercó a mí. Emprendí una aventura maravillosa con un amigo cocinero. El quería que dirigiese la sala, así que me encontré de repente con que tenía que hacer una carta de vinos. Empecé con 40 referencias y después de cuatro años fueron casi 400. Un aprendizaje práctico muy interesante, tanto en conocimiento del vino como en el perfil de los consumidores. Pura sociología del vino (ríe).
PdB.- Tanto Dawn Davies (encargada de las compras de vino de una famosa multinacional de Londres), como Karen Ribier o Marti-Baron (sumilleres) comentaban en una entrevista publicada en The Guardian ya en 2008 que, afortunadamente, el mundo del vino con respecto a la mujer estaba cambiando, que por fin se estaba empezando a desvincular la viticultura, la enología, etc, con el hombre y que la mujer iba ganando terreno en esta esfera. No sabemos si en España está pasando ha pasado lo mismo o, como en tantas cosas, aún estamos a la cola…
CA.- Por suerte han cambiado mucho el papel de la mujer en el vino. Creo que siempre las ha habido pero muy en la sombra, ahora se les pone cara, se respetan, tienen voz y adquieren el mismo protagonismo. Aunque queda mucho para que se incorpore a ciertos segmentos, como el de la comunicación, por ejemplo.
PdB.- Eso sí, tenemos grandes nombres como Manuela Romeralo “considerada una de las mejores sumilleres de España” . A la hora de elegir, desde el otro lado, ¿“Eligen ellas”?
CA.- Cada vez es más importante el papel de la mujer como consumidora y compradora. Aunque todavía la carta de vinos en un restaurante se entrega al hombre y los tópicos sobre los gustos de la mujer están presentes, creo que se ha roto la barrera de la pasividad a la hora de tener un criterio propio. Queremos y sabemos elegir lo que nos gusta sin prejuicios.
PdB.- ¿Crees que existe un desconocimiento sobre los profesionales (tanto hombres como mujeres) que están detrás del vino (en sus diferentes “esferas”)?
CA.- Sí. Se conoce una parte del mundo del vino pero profesiones como sumiller, catador o enólogo empiezan a adquirir cierta importancia y respeto. Todo es cuestión de tiempo…
PdB.- ¿Qué tiene de mentira esta afirmación: “hablar de vinos es hablar en clave”?
CA.- Desde la primera palabra hasta la última. Desde que me inicié en esta profesión nunca he entendido el porqué de la complicación en el lenguaje cuando el discurso podría ser más directo y didáctico. Recuerdo mi primer curso de cata, salí pensando que iba a ser casi imposible dedicarme a ello, pero que si alguna vez lo conseguía no haría nada parecido. La mayor satisfacción cuando te dedicas a la comunicación es que te entiendan y despertar interés por el mundo del vino en la persona que te escucha o te lee sin que ello signifique que el contenido sea de menor calidad. Por supuesto, hay niveles en el tipo de lenguaje que se puede utilizar, el secreto reside en saber adaptarse a la persona que tienes enfrente. Y eso pasa en todos los ámbitos profesionales.
PdB.- “El vino contado con sencillez”, otro de tus libros, pretende, precisamente, huir de los laberintos del lenguaje para explicarle al aficionado la cultura del vino. ¿Con qué tenemos que contar para conseguirlo- a parte de en nuestras manos, el propio libro?
CA.- No tener complejos ni prejuicios a la hora de probar vinos, catar mucho, memoria y cierta sensibilidad para ir recordando los matices. Para iniciarse en el vino lo mejor es tomárselo como un juego, luego cada uno irá profundizando y descubriendo nuevos territorios.
PdB.- ¿Para empezar a distinguir las características del vino, por dónde crees que debemos empezar?
CA.- Probando muchos vinos diferentes. Informarse, leer, visitar bodegas y, sobre todo, escuchar a los profesionales para sacar tus propias conclusiones… Si no se siente curiosidad y respeto por el producto es difícil llegar a ser profesional. Y catar con amigos, es mucho más divertido y además no solo se aprende del gusto de los demás sino a respetarlo, algo muy importante y enriquecedor.
PdB.- Para catar hay que… ¿Tener un olfato privilegiado? ¿Dejarse el perfume en casa? ¿Remover la copa con un toque de glamour? ¡Desdúdanos algún mito!
CA.- ¿Solo uno?. El vino caro es el mejor, tal denominación elabora los mejores vinos, una variedad es peor que otra, la rigidez con las armonías, el mejor blanco es un tinto, ¿sigo?
PdB.- No sólo has dejado tu “poso” en facilitar la “comprensión enológica” sino que también has diseñado un software para facilitarnos el día a día a las bodegas. Háblanos de “Mi bodega”…
CA.- Hace más de 10 años un amigo informático me planteó hacer este software para que de una manera sencilla tanto los profesionales como aficionados pudiesen gestionar su bodega personal y anotar en sus impresiones. Me pareció muy buena idea porque era una manera de acercar el vino. Creo que fue de los primeros que salieron al mercado.
PdB.- ¿Qué es Vinosobroso?
CA.- La primera casa rural dedicada a la gastronomía y cultura del vino gallego. Estuve varios años desarrollando el proyecto, e incluso viví en Mondariz (Pontevedra), donde está la casa, dos años para iniciarlo. Probablemente haya sido el proyecto más personal y uno de los más complejos que he desarrollado.
PdB.- Galicia… ¡Tantas D.O. en tan poco espacio! No siempre cantidad es sinónimo de calidad pero, ¿con esto hemos roto un poco la advertencia?
CA.- Galicia en un paraíso en cuestión de diversidad vitivinícola, una auténtica joya que hay que mimar y por la que hay que luchar apostando por la calidad. Se cultivan grandes variedades con un potencial extraordinario. Y eso sin hablar del paisaje o la enogastronomía.
PdB.- Tirando para casa, para la Ribeira Sacra, ¿qué te sugieren nuestros vinos?
CA.- Tierra, paisaje, esfuerzo, arraigo. Sin duda, una de las regiones más bellas de España y con vinos muy personales. Pero como no todo pueden ser buenas palabras, también creo que su crecimiento en calidad es excesivamente lento, aunque ahora haya proyectos interesantes. Durante mucho tiempo ha sido una zona más impactante por su geografía y riqueza cultural que por sus vinos.
PdB.- ¿Con qué producto/plato gallego acompañarías un Mencía?
CA.- Me gusta mucho con un buen pulpo “a feira”. Aunque tampoco me lo pensaría con una ternera “galega”.
PdB.- Hace unas semanas nuestro Capricho de Merenzao 2009 apareció en tu revista “Mi Vino-Vinum”: “porque no es perfecto y transmite personalidad. Por ser un vino de la tierra y del año”, decías. ¿La imperfección en el vino, es un grado?
CA.- Ese tipo de imperfección, sin duda. A veces los vinos tan “perfectos” me transmiten menos e incluso me dejan indiferente. Para mí, una de las cosas más atractivas cuando cato un vino es que expresen su diferenciación en estilo y calidad.
PdB.- Lo que es indiscutible es que cada vino tiene su personalidad, pero también su momento. ¿Cuál es el primer recuerdo que se te viene a la cabeza cuando piensas en un cava?
CA.- ¡¡Uf!! Bebo cava bastante a menudo y me gusta tener siempre una botella en la nevera porque es un tipo de vino que me apetece tomar en muchos momentos diferentes.
PdB.- Y qué mejor despedida que despedirnos brindando. Muchas gracias, Cristina por tus palabras y por tu tiempo. ¡Chin-fin!.
CA.- Gracias a vosotros.