La comida y el vino son dos elementos que se complementan perfectamente, pero acertar en el maridaje de según qué productos no suele ser tarea fácil. Y aunque está claro que un buen vino siempre será un compañero ideal para la comida en general, muchos no saben que también es buen aliado de la fruta. Sí, la fruta. Esos productos tan interiorizados por nuestra sociedad y que la Real Academia española define como “fruto comestible que proviene de ciertas plantas cultivadas”.
Son muchas y diferentes las opiniones que hay respecto al maridaje del vino con alimentos dulces como la fruta. ¿Cuál es el problema? La difícil combinación. No estamos hablando de un producto como el queso, por ejemplo, del cual por todos es sabido la tan buena relación que tiene con el vino a pesar de los diversos tipos que hay de este lácteo. Nos encontramos, por lo tanto, ante un maridaje que nos ofrece sensaciones frescas pero complejas, donde es muy complicado dar con la clave y tener una experiencia satisfactoria para el paladar.
Se dice que el verano es la época de las frutas, ya que elementos como las cerezas, los albaricoques o el melocotón solo hacen aparición con las condiciones climatológicas de esta estación. No obstante, en cada trimestre del año podemos encontrar frutas de temporada, además de las que están con nosotros durante todo el año, sin importar el período en el que nos encontremos, como por ejemplo las peras o las manzanas.
Entonces, recapitulemos. La fruta, a pesar de ser un alimento generalmente dulce, también puede hacer buena pareja con el vino, como los quesos. Incluso puede haber un maridaje perfecto para cada tipo de fruta. A continuación mostraremos algunos de esos ejemplos:
- Frutas tropicales
- Se emparejan muy bien con espumosos de todo tipo hasta bebidas como los cavas y el champagne
- Frutos secos
- Uvas, higos, melocotones y cerezas
- Estamos ante un tema en el que no hay un acuerdo total al respecto, pero en cuanto a este tipo de frutas algunos afirman que maridan muy bien con vinos dulces
- Cítricos
Los cítricos van de la mano de los vinos blancos jóvenes, a través de los que se llega a potenciar los matices de este tipo de frutas. Por otro lado, también hay que destacar que se pueden maridar sin ningún tipo de problema con vinos blancos más maduros.
- Frutas deshidratadas
- Estas frutas suelen ir acompañadas de vinos dulces maduros
- Frutas rojas y negras
- Estas frutas, también denominadas frutas del bosque, hacen una pareja perfecta con los vinos rosados jóvenes y afrutados, aquellos en los que se aprecie una acidez muy ligera y que tengan un bajo nivel de alcohol
Además, metiéndonos en terrenos más elaborados como la cocina, el vino tinto es muy adecuado para cocer peras, higos o melocotones, así como para preparar compotas. Sus aromas a finas especias van estupendamente con productos como la canela, tan utilizada para adornar este tipo de postres. También van muy bien en la maceración de fresas, entre otras frutas.
Por su parte, el vino blanco semidulce casa muy bien con productos como la sandía o el melón, sobre todo cuando se sirve muy frío, permitiendo así la fusión ideal del vino con los azúcares y el agua de la fruta. El cava, como siempre, es el gran comodín.
En resumen, el vino, además de ser una bebida muy popular en nuestra sociedad y de tener una serie de beneficios para el organismo, tal y como hemos visto en otras ocasiones, tiene este secreto que muy pocos conocen. Vino y fruta puede ser un maridaje perfecto. Solo hay que hacerlo adecuadamente.