Vivimos en una sociedad en la que, cada vez más, imperan las nuevas tecnologías. La penetración de Internet en los hogares no deja de crecer, la mayoría de las personas cuentan con un Smartphone y el porcentaje de individuos que compra online aumenta año tras año. En el área que nos incumbe, el mundo vinícola, los últimos avances se centran en el uso de vehículos aéreos no tripulados (UAV), más comúnmente conocidos como drones, para la obtención de datos acerca de los viñedos. Sí, amigos, la revolución de la robótica ha llegado al vino.
El germen de todo este cambio proviene de la antigua necesidad de los agricultores de disponer de alguna herramienta que permita visualizar el ancho y el largo de sus tierras cultivadas. La vista de pájaro proporciona información que no puede obtenerse si tienes los pies pegados al suelo. Para realizar este trabajo, antes de la llegada de los drones, solo había una salida: utilizar imágenes vía satélite.
Este método cumplía con la función que se le requería (obtener la imagen de los viñedos desde las alturas) pero poseía una serie de inconvenientes que le impidieron asentarse como herramienta de trabajo agrícola:
- Su uso es excesivamente caro: como se puede suponer, disponer de un satélite espacial para uso privado supone unos costes elevados difíciles de asumir para un agricultutor ‘de a pie’. Un lujo que solo las grandes productoras pueden permitirse.
- No cuenta con libertad de uso: ni grandes ni pequeños productores tienen la potestad para decidir hacia que zona mira el satélite por lo que la única opción es esperar a que apunte al terreno que nos interesa.
El aterrizaje (nunca mejor dicho) de los drones solucionó de un plumazo estas dos cuestiones que imposibilitaron el asentamiento de los satélites. Comprar un dron no es barato pero, si te haces con uno, será ‘para toda la vida’ y de uso personal y exclusivo. Además, actualmente existen un gran número de empresas que se dedican a comercializar drones para su alquiler. Se acabó el esperar, gracias a esta pequeña máquina podrás disponer de unas vistas privilegiadas de tus tierras cuando a ti y a tus cultivos os venga mejor.
Otra de las ventajas añadidas del uso de drones para sobrevolar hectáreas es la gran cantidad de información que estos nos proporcionan. No se limitan a ofrecer fotografías de la zona en cuestión (se calcula que en 10 minutos puede llegar a tomar más de 200 imágenes), sino que incorporan un sistema de sensores multiespectrales que permite realizar un análisis exhaustivo de múltiples parámetros de los viñedos:
- Su variabilidad.
- El estado hídrico (también conocido como estrés hídrico).
- Desarrollo de la planta.
- Calidad de la uva.
Estos datos por sí mismos son útiles pero la potencialidad real está en su procesamiento para aplicar después medidas que mejoren la calidad de las uvas: conocer en qué puntos es necesario aplicar más o menos pesticida u otro producto químico (con el consiguiente ahorro), evaluar la humedad del terreno para saber si hay que aumentar el riego o conocer el vigor de un viñedo, entre otras cosas.
Todo esto repercute en la calidad del vino y es por ello que Ponte da Boga, en el pasado mes de noviembre de 2016, se embarcó junto a la Bodega Lar y las empresas Teican Medioambiental y Elmantec en‘Ecovine’. Estamos hablando de un proyecto de investigación que busca desarrollar e implementar una metodología basada en este tipo de nuevas tecnologías para segmentar o zonificar viñedos a una alta precisión. Además, contamos con el apoyo de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
¡Todo es poco para ofreceros los mejores vinos!