Durante el proceso de elaboración del vino la fermentación de la uva tiene un papel dominante. Es justamente en este punto en el que el recipiente en el que tiene lugar este fenómeno químico es decisivo en el resultado final del producto. Fermentación y barrica van de la mano para alcanzar el éxito a la hora de lograr un buen caldo.
Los toneles o barricas, recipientes que almacenan el jugo de uva durante su fermentación o envejecimiento, pueden ser de diferentes tipologías y materiales capaces de influir en el sabor, la textura, el olor y el resto de los matices que se obtienen de cada cosecha. Los de madera, de forma cilíndrica son los recipientes clásicos en las grandes y pequeñas bodegas, aunque en la actualidad los materiales han variado para adaptarse a los nuevos tiempos. Difieren en su tamaño, capacidad o tipo de elaboración. Existen barricas que se han cumplido más de medio siglo de vida, aunque lo habitual es que se utilicen durante 35 o 40 años.
¿Qué funciones aportan las barricas al vino?
Entre las funciones de los toneles de madera destacan la separación de los sedimentos, la aportación de sustancias saludables como los taninos o algunos ácidos, la oxigenación y la estabilización del color.
En el caso de las barricas de madera se utilizaron desde hace siglos por su facilidad para su transporte, almacenaje o incluso por su servicio. El vino se llegó a servir directamente desde la barrica a la copa hasta la aparición de las botellas, pero ese es otro capítulo… hablaremos quizás de este tema en otra ocasión.
Lo que comenzó siendo un utilitario básico para el almacenaje y envejecimiento del zumo de la vid acabó resultando un potenciador del mismo y una clave característica en cada vendimia. Interviene de tal forma en el proceso de elaboración del vino que es un elemento esencial que determina muchos de sus factores.
Así, el material de la barrica, la madera en este caso, aporta al vino matices que lo diferencian del resto de cosechas. La madera, como cualquier material que proviene de la naturaleza, tiene sus propias cualidades y las mistura con el vino. La de roble son las más universales en el mundo vitícola puesto que su resistencia al paso del tiempo, a la humedad o a los cambios brucos de temperatura la configuran como envase más utilizado por los bodegueros.
En Galicia, una variedad más grande y de mayor capacidad que la clásica barrica es el denominado bocoi, con cabida para 700 litros.
¿Por qué el roble está considerado como el más idóneo para el proceso?
Le ganó la partida a la cerámica, a las vasijas de la antigüedad, al convertirse en el método de trasporte favorito en el viejo continente al ser fácil de trabajar y por su abundancia en los bosques europeos. Además, es impermeable y conserva el jugo intacto en el interior.
Los antiguos bodegueros comprobaron que el vino que envejecía en roble durante un largo periodo de tiempo se diferenciaba del resto, era distinto. Más suave, con mayores cualidades olfativas, y alargaba su conservación. En definitiva, a su paso por la barrica de madera, el vino asumía cualidades que antes no tenía.
Tipos barricas de roble
- Roble francés: Es el más utilizado en las bodegas europeas, originarias de la elaboración de vinos de Burdeos (Francia) y con una capacidad de 220 litros. Su madera, más laxa que la de americano, ayuda a una micro-oxigenación del vino más pausada.
- Roble americano:Es algo más duro, menos suave al paladar, aunque proporciona un buen cuerpo al vino. Son aromas más potentes y persistentes.
- Roble español:Está creciendo su utilización sobre todo en el norte peninsular. Aporta aromas a café, almendras o cacao.
- Roble Rumano:Menos utilizado, pero también con gran potencial por desarrollar.
Otro tipo de maderas
Además del roble existen otras especies arbóreas que también son utilizadas por los viticultores como la acacia, el cerezo, el pino o el castaño.