Por todos es sabido que el vino es una de las bebidas más antiguas (si no la más antigua) que se conocen. Desde hace miles de años, mediante un proceso natural de fermentación, se ha obtenido este caldo tan popular. Pero hoy os vamos a hablar de la bodega más antigua del mundo.
La cultura del vino siempre ha ido estrechamente ligada a la historia de la humanidad. Cabe destacar que, a lo largo de la historia, ha estado muy bien considerado por la alta sociedad, siendo testigo de cualquier acontecimiento, evento o banquete de gran importancia.
Recientemente, un equipo de arqueólogos armenios, irlandeses y estadounidenses han descubierto en Armenia, en una caverna hallada en la provincia de Vayotz Dzor, que tiene frontera con Irán y Turquía, la bodega más antigua del mundo. La prueba del carbono 14, realizada sobre los restos de uva encontrados, han permitido datarlos en torno al año 4.000 a.C, lo que demuestra que ya en la Edad de Cobre (hace más de 6.000 años) los humanos realizaban el proceso de fermentación de la uva. Casualmente, en este mismo lugar, en el año 2010, se encontró el zapato más antiguo descubierto hasta la fecha, que se le calcula una vida de más de 5.500 años.
Hasta el momento, los restos más antiguos de un lugar similar a una bodega se habían encontrado en la tumba del faraón Escorpión I, de unos 5.100 años de antigüedad. Tanto en Egipto como en Armenia, el vino era consumido en ceremonias religiosas, festivales de la realeza y también formaba parte de las ofrendas fúnebres.
En esta caverna hallada en una profunda garganta al sur de Armenia, se conservan restos de:
- Cuencos
- Copas
- Cubas de fermentación
- Semillas
- Sarmientos atrofiados de vid
- Uvas prensadas
Los equipos para vinificar fueron hallados entre decenas de tumbas en un lugar de 700 metros cuadrados, lo que lleva a suponer que el vino se consumía en ritos ceremoniales y fúnebres. Además de estos equipos, los arqueólogos encontraron trozos de cerámica impregnada en vino y una taza cilíndrica hecha con el cuerno de un animal, entre otros. También se hallaron restos de malvidina, el pigmento natural que le da el color rojo al vino.
Los paleobotánicos analizaron las semillas de uva descubiertas y determinaron que pertenecen a la especie Vitus Vinifera, una variedad de vid doméstica que todavía hoy en día se cultiva. En cuanto al proceso de producción del vino, este no distaba mucho del que se llevaba a cabo hasta hace dos siglos. Los viticultores utilizaban grandes cuencos en los que prensaban las uvas con los pies, y el mosto que se producía era vertido en cubas de arcilla de aproximadamente un metro de diámetro y con capacidad de 54 litros, donde se fermentaba. El vino lo almacenaban en jarras y vasijas dentro de la cueva que, por su clima fresco y seco, proporcionaba las condiciones perfectas para conservarlo. Sin embargo, para el día a día tenían lagares más grandes donde dejaban reposar el zumo de uva.
En el siglo XIX, en toda la cuenca mediterránea y el Cáucaso, se utilizaban instalaciones similares para exprimir la uva. Estas eran pisadas con los pies, como se hizo mucho tiempo en todas las regiones de producción vitícola.
Anteriormente ya se habían encontrado restos químicos y arqueológicos de vinos de 7.000 años de antigüedad (1.000 años más antiguos) en el norte de Irán, pero nunca antes se había hallado una «bodega» como tal. Los expertos consideran que en las montañas de Armenia, Georgia y países vecinos, como Irán, nació la vitivinicultura.
Por último, cabe destacar que los arqueólogos han llegado a la conclusión de que los habitantes de estas regiones no utilizaban el vino solamente para las ceremonias, sino que también lo bebían en la caverna. Sin embargo, todavía no se han encontrado vestigios de estas actividades.