El tapón de corcho es el cierre más común y estandarizado para las botellas de vino. No obstante, existe una gran cantidad de tipos diferentes de tapones de este material. Desde el corcho natural de alta calidad, pasando por el corcho aglomerado, hasta una mezcla de ambos. Cabe destacar que estamos ante un material muy curioso y de propiedades únicas, un producto completamente natural, renovable y biodegradable. Una de sus ventajas fundamentales es que su producción no produce ninguna contaminación ni perjuicio al ecosistema del que se extrae.
Técnicamente hablando, según la Real Academia Española, el corcho es un tejido vegetal constituido por células en las que la celulosa de su membrana ha sufrido una transformación química y ha quedado convertida en suberina. Este último es un material que se encuentra en la zona periférica del tronco, de las ramas y de las raíces, generalmente en forma de láminas delgadas. Una sustancia que puede alcanzar un desarrollo extraordinario, incluso hasta formar capas de varios centímetros de espesor, tal y como pasa en la corteza del alcornoque.
A grandes rasgos, cada tipo de corcho encaja con un uso determinado. A continuación, se presenta una lista de algunos de los más conocidos tipos de tapones de corcho:
- Técnicos
- Son aquellos que se usan para los vinos que están destinados a ser consumidos en un plazo de dos a tres años. Su composición es la siguiente: un cuerpo de corcho aglomerado denso, con discos de corcho natural pegados en uno o ambos extremos, para proporcionar un cierre químicamente muy estable y, sobre todo, mecánicamente muy fuerte. Estos tapones se clasifican como A, B o C según la calidad que tengan.
- Aglomerados
- Son aquellos íntegramente fabricados a partir de granulados de corcho con los materiales no utilizables de la producción de tapones naturales. Su fabricación puede ser de dos formas: con un molde individual, o por extrusión. Son muy económicos y hay varias modalidades según el calibre del granulado de corcho. Principalmente son para vinos a consumir dentro del año siguiente.
- Naturales
- Son aquellos que están hechos con la técnica de la perforación a partir de un trozo de tira de corcho. Una de sus cualidades es que permite que sea una cantidad justa de oxígeno la que entre en contacto con el vino, la idónea para que pueda madurar correctamente a través de la microoxigenación. Tiene una elasticidad considerable, lo que permite que se adapte a las irregularidades internas del cuello de botella, garantizando así un perfecto cierre. Estamos ante un tipo de corcho que, siempre que se den las adecuadas condiciones en otro tipo de variables, por supuesto, puede ser eficaz durante muchos años.
- Naturales colmatados
- Son aquellos que tienen los poros rellenos exclusivamente con polvo de corcho resultante de la rectificación de los tapones naturales. Para su adecuada modelación se usa una cola a base de resina y de caucho natural, una sustancia totalmente permitida para su uso en productos que van a estar en contacto con alimentos. Sus grandes bazas son que mejora el aspecto visual del tapón y su rendimiento.
- Naturales multipieza
- Son aquellos que se hacen a partir de varias partes de corcho natural pegadas con una densidad más elevadas. Las medidas son las mismas que las que se idean para los naturales estándar.
En definitiva, estos son solamente algunos de los tipos de tapones que hay para botellas de vino, los más comunes. Lo que está claro es que esta herramienta, a priori tan sencilla y generalmente hecha de la corteza de alcornoque, es capaz de contener el vino mientras aporta al caldo la necesaria oxigenación que necesita para su maduración.