Llega el otoño y, por supuesto, viene de la mano de la vendimia, ese arte que consiste en recoger la uva tras su cultivo, seleccionando los granos de mejor calidad. Hablamos de una tarea costosa en lo que al esfuerzo físico se refiere, pero también técnicamente difícil de realizar, ya que se trata de una tarea que supone una cierta complejidad por la necesidad de seleccionar correctamente cada pieza.
Y es que ya sabemos que el vino es un producto que tenemos muy arraigado, que puede encontrarse en prácticamente cualquier mesa a la hora de comer o de cenar, o que está a la orden del día en cualquier aperitivo. ¿Pero sabemos cómo se produce el vino? ¿Cómo se elabora? ¿Cuál es el procedimiento que nos permite degustarlo en nuestras reuniones familiares y de amigos?
Antes de nada, hay que mencionar que el producto del que se obtiene el vino es la uva. Un fruto que debe ser de buena calidad y estar en sintonía con su terreno. Precisamente, en Ponte da Boga disponemos de terrenos que tienen unas variedades autóctonas muy bien adaptadas a la zona. Si hablamos de tinto, Mencía sobre todo; pero también Merenzao, Brancellao o Sousón. Si hablamos de blanco, Godello y Albariño. Contamos, además, con suelos en pendiente y muy drenantes para evacuar correctamente el agua de la lluvia, suelos perforados por las raíces de las vides que buscan humedad en las épocas más calurosas.
Por su parte, la climatología es la adecuada para el buen desarrollo de la vid y una buena maduración de las uvas. Pero no vale solo con disponer de buenas condiciones e infraestructuras y de un producto de buena calidad, ya que hay que saber seleccionar y tratar este último. Es aquí donde toma protagonismo la fase de la recolección, es decir, la vendimia.
Como se ha indicado anteriormente, esta fase se corresponde con la recogida de la uva tras su cultivo, seleccionando los granos de mejor calidad, y en el hemisferio norte se realiza normalmente durante esta época del año. En nuestro caso es, si cabe, una tarea más ardua todavía, ya que estamos en la zona por excelencia de la ‘viticultura heroica’. El término se refiere a unas condiciones del terreno que complican la tarea y que hacen más difícil el trabajo de los viticultores y bodegueros. Por ello, para nosotros la vendimia es el momento en el que el trabajo de los viticultores se muestra en toda su dureza, ya que podemos verles portar la uva por las escarpadas laderas que rodean los cañones del río Sil. Pero de la viticultura heroica hablaremos más en profundidad en el siguiente post.
Entonces, recapitulemos. Después de la plantación, llega la espera. Y luego, la vendimia. Pero ¿qué viene después? Pues el prensado, fase que llega inmediatamente después de la recogida. En este proceso se obtiene el mosto o jugo de la uva. En el caso de los tintos, se prensan y se mezclan junto con la piel, detalle que le proporcionan al tinto ese color oscuro tan característico. Después, la fermentación. En este proceso se convierten los azúcares del mosto en alcohol etílico. Luego, la maduración y el filtrado, donde se separan los residuos y sedimentos del vino. Y, por último, llega el embotellamiento.
En definitiva, la vendimia es, según el diccionario de la Real Academia Española, la recolección y cosecha de la uva. Pero está claro que es mucho más. Es un arte que solo unos pocos saben hacer correctamente. Y más aún si se trata de nuestra tierra. Ya que es imposible valorar apropiadamente los vinos de la Denominación de Origen Ribeira Sacra si no se conoce de cerca el entorno del que proceden y las características especiales que exige su producción y, más concretamente, en la fase de la vendimia. Por ello hablamos del arte costoso que empieza el proceso del vino.