A estas alturas todos conocéis la importancia de una conservación óptima para lograr que el vino exprese todas sus cualidades. No todos los caldos necesitan el mismo tiempo para llegar a ese punto pero sí precisan de un lugar apto para su almacenamiento. Estamos hablando de los botelleros. Seguramente al escuchar esta palabra a la mayoría os venga a la mente eses majestuosos (y caros) botelleros de pared que se pueden ver en las grandes bodegas. Tranquilos, existen botelleros de todo tipo, con diferentes formas, colores y precios.
Un botellero permite que guardemos nuestras botellas tumbadas y protegidas contra la humedad, los cambios de temperatura y las vibraciones. Según el material con el que se fabriquen podemos encontrarnos botelleros hechos:
• De madera.
• De metal.
• De materiales sintéticos.
• De piedra.
Como es obvio, cada material imprime sus cualidades intrínsecas al botellero. Y no sólo hablamos del aspecto funcional, sino que, cada vez más, adquiere una mayor importancia el decorativo. Los botelleros ya no son solo considerados como unos muebles útiles, forman parte de la decoración del espacio en el que se ubican y esto posibilita que se fabrique una amplia gama destinada a satisfacer todos los gustos. Hasta los más exigentes.
Este variado catálogo implica que la elección de un botellero no sea fácil. En el momento de la compra debemos tener en cuenta una serie de factores y condicionantes que nos harán decantarnos por un modelo u otro.
• El espacio: no todos podemos poseer una amplia bodega en la que almacenar nuestras infinitas colecciones de vino. Eso no significa que, si vivimos en un piso o una casita, no nos podamos permitir contar con un botellero. Debemos elegir la zona de nuestro hogar en la que lo situaremos para, a partir de ahí, descartar todos los que superen esas dimensiones.
• Necesidades: a veces, aunque dispongamos de espacio suficiente para instalar un gran botellero, nuestra colección de botellas de vino no está a la altura. La impresión que genera un botellero prácticamente vacío no es la más recomendable por lo que os aconsejamos que compréis pensando en vuestras necesidades.
• Decoración: ten en cuenta que, estéticamente, no será lo mismo decantarte por uno de madera que uno de metal. Si quieres impresionar y eres un apasionado de la decoración, asegúrate que el estilo del botellero casa perfectamente con la estancia en la que se va a situar.
• Posibilidad de crecimiento: existe un tipo de botellero que se fabrica por módulos y permite ir aumentando su capacidad de almacenamiento si el usuario lo necesita. El funcionamiento es sencillo: acopla un nuevo módulo al que ya tienes y crece al ritmo de tu bodega.
• Presupuesto: este seguramente sea el factor que el 95% de la población priorice sobre el resto. De nada vale que nos enamoremos de un botellero si este supera nuestras posibilidades. Antes de ponerte a mirar catálogos, márcate un presupuesto máximo y no lo sobrepases. Un secreto: a veces, lo que mejor nos sienta no es lo más caro.
• Conservación: debemos mimar nuestro botellero diariamente para lograr aumentar al máximo su vida útil. Ten en cuenta que limpiarás mucho más fácil y en menos tiempo uno hecho a base de plástico que el de piedra.
El mundo de los botelleros es muy versátil y permite a los diseñadores dar rienda suelta a su creatividad. En el mercado encontramos algunos con formas tan extravagantes que, si no los vemos, no nos lo creeríamos.
Aquí os dejamos algunos ejemplos:
¿Estáis pensando en haceros con un botellero? Esperamos haber sido de ayuda y, si ya tenéis uno en vuestra casa, ¡nos gustaría que le sacaseis una foto y nos lo enseñaseis!