Desde tiempos inmemoriales las diferentes civilizaciones hicieron uso de productos naturales para mantener sus pieles en perfecto estado, para parecer más bellas o para aliviar patologías dermatológicas ocasionales.
En Egipto, las mujeres ungían sus cuerpos con una mezcla de alabastro y miel con el fin de lograr una dermis elástica en un clima especialmente caluroso. La mismísima Cleopatra, última reina del Antiguo Egipto, se daba baños de leche que tenían propiedades exfoliantes y nutritivas. De igual forma, la mujer griega se embadurnaba con aceites mezclados con aguas perfumadas y las romanas lanzaron el boom de los cosmetae en época clásica. Recordarán aquellas películas basadas en la antigua Roma donde el imperator reposa en una piscina de grandes dimensiones llena de vino y disfruta de un racimo de uvas mientras sus tropas están invadiendo a los britanos. Y qué decir de los baños de barro…
Hoy en día existe un sinfín de productos cosméticos que parten, como lo hacían antaño, de frutos, plantas, lácteos o aceites de la naturaleza.
Es el caso de la vinoterapia, la técnica terapéutica conformada por las innumerables propiedades del vino y que es todo un universo por descubrir.
Aceites, cremas y jugos elaborados a partir de la uva tienen un efecto beneficioso, especialmente nutritivo, en pieles envejecidas, poco hidratadas o en la erradicación de las temibles arrugas que irrumpen con el paso del tiempo. Es un excelente remedio para limpiar y purificar la piel, debido a que el vino estimula la circulación, y por tanto puede incidir en la reducción de grasa en el abdomen y glúteos. El vino aporta además de vitaminas también sales minerales, proteínas y enzimas.
¿Qué beneficios ofrece la uva a nuestro cuerpo?
Para empezar la uva es un antioxidante natural al contener proantocianidinas y purifica la sangre por sus alcalinizantes. No hay que obviar los taninos y ácidos que funcionan como bactericidas y tampoco su efecto diurético que favorece a la eliminación del ácido úrico. Es un potente nutriente energético por su cantidad de azúcares y carbohidratos.
¿Cómo es una sesión de vinoterapia?
En la actualidad existen numerosos centros especializados que utilizan estas técnicas dermatológicas para contrarrestar los efectos perniciosos de la edad.
Entre las formas más deseadas de beneficiarse de los efectos de la uva destacan los masajes exfoliantes a base de sus semillas, que eliminan las capas de células muertas y abren los poros de la epidermis. Los masajes con pepitas de uva están muy de moda y no son especialmente caros.
Por otro lado, se ofrecen los baños termales de agua y vino que además de relajantes sirven para nutrir la piel e hidratarla. Pueden ser en barricas, los más cool, al estilo arcaico, o en lujosas bañeras de mármol más acordes al siglo XXI.
También se aplican tratamientos con aceites de uva, o con paños y envoltorios para reafirmar la piel e incluso eliminar capas de grasa que se acumulan en el torso, lumbar, o en los muslos.
¿Pueden utilizarse todos los vinos?
No puesto que cada uno de ellos posee cualidades específicas y por lo tanto actúa de diferentes formas en nuestra piel. Algunas clínicas usan el Rioja otros el Merlot o el Sauvignon. Cada uno tiene más o menos minerales, nutren, exfolian o relajan de forma diversa.
Una advertencia de los especialistas que nunca está demás indicar es que todos aquellos alérgicos a la uva o al vino, deberían consultar a un médico antes de zambullirse en una piscina colmada de Ribeiro.
Los clásicos ya conocían los efectos beneficiosos de la uva para nuestro cuerpo. Trataban su piel con vinoterapias que hoy en día vuelven a estar de moda.